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"La casa del marquéz"

Era invierno de 1764, la familia Guerrero vivía cómodamente en su mansión con gran cantidad de habitaciones y patios, sala de juegos, un hermoso jardín, una cocina increíble y un vivero en donde el hijo mayor,  Carlos, pasaba hora y horas revisando sus plantas y haciendo experimentos con ellas. La planta favorita de Carlos era la adelfa, una planta con hermosos colores y muy agradable a simple vista, muy parecida a las orquídeas, sin embargo la miel que secretan estas flores es muy tóxicas para el ser humano.

 

Carmen, la hija de en medio,  le encantaba pasar el tiempo en su habitación escuchando música y leyendo novelas, pero también sentía una gran pasión por la cocina; le encantaba probar nuevas cosas y crear nuevos platillos, se puede decir que era la más creativa de la familia Guerrero.

 

La hija menor Ángela, las más chiquiada, pasaba la mayor parte de su tiempo molestando a sus hermanos; siempre estaba por toda la casa buscandolos y ofreciendo su ayuda, pero como aún estaba muy pequeña no solía ser de mucha ayuda, al contrario, sus hermanos la catalogaban como un retraso. La única que le tenía la paciencia suficiente como para aceptar su ayuda era su mamá, Isabel, una mujer de carácter muy fuerte, ya que desde niña aprendió a ser completamente independiente debido a que a los 7 años de edad perdió a sus dos padres y tuvo que ir a un orfanato donde no le hacían mucho caso.  Desafortunadamente Isabel tenía un trastorno psicológico, nadie sabía exactamente lo que era, pero solía ser exatremadamente exigente y muy drástica a la hora de tomar decisiones.

 

Tras la misteriosa muerte del Sr. Guerrero, un hombre de extrema riqueza económica proveniente de la herencia de su padre perteneciente a la corona española, cuyo cuerpo fue encontrado colgado del candelabro con una soga atada al cuello y una nota escondida en su gabardina que decía “No confien en nadie que viva en esta casa”; la familia Guerrero quedó completamente traumada y desconcertada por el mensaje que dejó, o dejaron, en el  cuerpo del Sr.

 

Se vinieron tiempos muy difíciles, principalmente para Ángela y Carmen, que estuvieron en shock varios meses y jamás lograron superar la muerte de su padre, sin embargo la sra. Guerrero logró superar rápidamente la pérdida de su marido ya que no dejaba de disfrutar la impresionante riqueza que ahora poseía. También Carlos logró sobreponerse rápidamente de la muerte de su padre, ya que no lograba recordar algún momento en el que hayan pasado tiempo padre e hijo o que simplemente hayan pasado un buen rato en familia. Era muy difícil para él recordar a alguien que nunca le hizo caso o que al menos hubiera mostrado un poco de interés.

 

Tras la gran fortuna que le dejó la muerte de su esposo, Isabel empezó a gastar cada moneda de oro en propiedades, pinturas, esculturas, todo sin ningún sentido, ella solo estaba viviendo el momento y lo disfrutaba al máximo.

 

Un día Carmen y su madre tuvieron una terrible discusión en la sala de juegos debido a la situación económica por la que estaba pasando la familia Guerrero, los gritos y regaños no pararon durante los últimos 20 minutos, y al final Carmen se despidió con un fuerte portazo y se dirigió hacia la cocina. Carlos logró escuchar toda la pelea desde el vivero, en donde estaba cuidando de sus plantas; mientras que Ángela quedó completamente confundida porque ella no sabía nada de lo que estaba pasando, lo único que percibió de ese momento en adelante fue miedo hacia su madre.

 

La tensión en la mansión estaba como nunca antes, pero en la noche todos se sentaron a cenar como si nada hubiera pasado. Isabel se levantó de la mesa y agradeció la cena que había preparado Carmen con algunos productos del vivero, se dirigió hacia su recamara para poder descansar, se colocó la pijama y se puso a dormir.

 

Al día siguiente encontraron a Isabel en un profundo sueño en el que nunca jamás despertó. Le hicieron unos estudios para saber la causa y dedujeron que consumió de la miel que secreta la adelfa, la planta favorita de Carlos. Se dice que pudo haber sido consumida durante la cena de aquella noche, pero la verdad es que nunca supieron cómo entró esa sustancia en su organismo.

 

Entonces los tres hermanos recordaron la nota que habían encontrado en la gabardina de su padre. Cuando hicieron la inspección de la escena del crimen, debajo de la almohada en donde estaba descansado Isabel, encontraron un papel manchado con miel de adelfa en la que estaba escrito “No confien en nadie que viva en esta casa”.

 

 

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