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"En busca de un sueño"

Una tarde lluviosa del año 1994, un joven de nombre Kevin de 11 años de edad, cabello castaño, ojos de color, café, tan bellos como un charco de lodo, se encontraba jugando su deporte favorito junto a su hermano Lucas y dos amigos de la infancia con los que ha pasado la mayoría de sus buenos y malos momentos, Hugo y Mateo. Estos pequeños pre-adolescentes, de familia humilde, soñaban con algún día ser algo que ninguna otra persona de su pueblo “Corregidora”, ubicado al suroeste del estado de Querétaro, había logrado, ser futbolista profesional.

  • ¡Hugo! ¡Pásala! ¡Estoy solo!

Hugo, su hermano, como buen compañero de equipo, se la pasó y…

  • ¡Tira Kevin!

  • ¡Goooool! ¡Golazo de Luis García! (Luis García, ídolo nacional en ese momento ya que jugaba en el Atlético de Madrid de España y era seleccionado nacional).

Kevin no era un niño que sólo soñaba, con sus escasos recursos se ponía a practicar con naranjas, se ponía a hacer dominadas con ellas, lo que le servía para tener mayor técnica y tener un mayor control del balón. Sin duda alguna él sabía lo que quería, y estaba consciente de que la oportunidad no le iba a caer del cielo, sino que debía practicar demasiado para lograr competir por un lugar en el equipo de sus sueños, Club León.

Al paso del tiempo (1996), Kevin fue creciendo, con una espectacular técnica futbolística, que ningún otra persona de su alrededor poseía. Su padre, un campesino daba su mejor esfuerzo en el trabajo para poder darle el gusto de obtener un balón, y para su cumpleaños número 13, logró comprarle un balón con mucho cariño, el cual Kevin lo valoró mucho.

El padre de Kevin tenía la esperanza de que  su talento fuera visto por algún equipo profesional y lo llamaran para formar parte de las fuerzas básicas, por lo tanto, al terminar los días de trabajo, Kevin y su padre se ponían a practicar tiros a gol ahí mismo en su hogar, la parte del lado derecho de su casa contaba con zona empastada, lo que aprovecharon y con piedra blanca pintaron una portería en la pared de la casa.

A sus 14 años de edad, Kevin le propuso a su padre, Ernesto, que lo llevara a la ciudad de León, Guanajuato; estado con el que colindan al oeste, para hacer pruebas en las fuerzas básicas del equipo Esmeralda, su padre aceptó. En mayo de 1997, Kevin realizó las pruebas e indudablemente lo presentaron como nuevo jugador de sexta división de fútbol profesional en el Club León. En este mismo año localizaron las habilidades extraordinarias del nuevo jugador y los directivos decidieron subirlo de categoría a la Sub 17, en donde jugaba menos minutos pero era un gran avance en su carrera futbolística.

Un año más tarde, se presentó una oferta por parte del Club Querétaro para comprar al jugador Kevin. La noticia alegró demasiado a sus padres, ya que no habían podido asistir a ningún partido de su hijo amado, por lo tanto, fue una gran emoción saber que por fin iban a poder ver jugar al talentoso hijo que habían tenido. Así fue su trayectoria por el club, hasta que un día del año 2000, a sus apenas 16 años, se iba a cumplir el sueño dorado para Kevin. El chico humilde que no tenía recursos suficientes para llevar una buena vida, el niño que se ponía a practicar con naranjas antes de tener su primer balón en sus manos; el joven que fue creciendo con la esperanza de algún día ser lo que nadie a su alrededor había podido ser; el pequeño que nunca se rindió a pesar de las condiciones, iba a debutar en primera división de fútbol a su corta edad, que además de ser uno de los jugadores más talentosos de su equipo, era el más joven y era un logro para él y toda su familia el estar convocado y debutar.

Fue ahí donde las televisoras se enfocaron en el muchachito del pueblo de Corregidora que siempre mantuvo la mirada arriba y firme, donde los demás equipos veían su gran talento, y por supuesto, la selección mexicana sub 17 lo llamó para formar parte del equipo y participar en el Mundial. Es ahí cuando una persona se da cuenta que con sacrificio, esfuerzo, humildad y dedicación puede llegar a ser una persona extraordinaria, fuera de lo común que puede lograr cosas que quizás ninguna otra pueda lograr.

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